miércoles, 29 de julio de 2009

Misterio Resuelto

Walk It Off album coverImage via Wikipedia










De los múltiples misterios que han despertado la curiosidad e interminables discusiones bizantinas entre los científicos, me llamó la atención la resolución de uno aparentemente simple y banal que acaba de ser publicado en el "Proceedings of The Royal Society B" de Inglaterra, la "de facto" Academia de Ciencias de aquella nación.

Como un paréntesis, el nombre de tan augusta organización me recuerda un chiste lleno de lores y señores encopetados reunidos en un salón con abundancia de madera de roble y mullidos sillones, servidos de manera impecable por meseros de rostro inmutable y filipinas de blanco deslumbrante. El citado chascarrillo se desarrolla en un ambiente victoriano que solamente es posible en lugares con nombres que comiencen con el "Royal...algo" y no es tan bueno como para contarlo aquí, pero si puede mencionarse que involucra a un Lord Julian, gran cazador del Imperio, y a un tigre cagón, pero como siempre, divago.

El descubrimiento mencionado se refiere a un misterio biométrico: el porqué los humanos balanceamos los brazos al caminar. Antes de publicarse los resultados del estudio muchos eruditos afirmaban que tal comportamiento era una reliquia evolutiva, como el apéndice, de los tiempos en los cuales el género humano se desplazaba en 4 patas. Tal afirmación estaba basada en el uso inútil de energía que esta práctica implica, porque para balancear los brazos se necesita energía muscular, que debe ser provista en forma de alimento y no significa ninguna ventaja.

Pero un trío de especialistas de Estados Unidos y Holanda pusieron dicha afirmación a prueba con rigurosos exámenes biométricos y las conclusiones son sorprendentes. Crearon un modelo biométrico y contrataron a 10 voluntarios para que caminaran balanceando los brazos de manera normal, de manera opuesta, con los brazos doblados y con los brazos detenidos a los lados. El costo metabólico de estas actividades fue medido por los niveles de consumo de oxígeno y por la producción de dióxido de carbono (CO2).

El balanceo de brazos resultó ser una actividad positiva en lugar de negativa. Una de las sorpresas es que dicha actividad es casi "sin-brazos" en cuanto al consumo de energía y el torque muscular necesario para desarrollarse. Sostener los brazos sin moverlos al caminar requiere de un 12% más de energía que balancearlos. El movimiento pendular de los brazos sirve también de amortiguador al momento de arriba hacia abajo que se da al caminar y que requiere de altos niveles de energía por parte de los músculos de las pantorrillas y las piernas.

Paralelamente, si el movimiento de los brazos es opuesto, es decir, que el brazo derecho se mueva con la pierna derecha y el izquierdo con la pierna izquierda, el gasto de energía se incrementa en un 25%.

La conclusión del estudio es que "en lugar de ser una reliquia facultativa de las necesidades locomotivas de nuestros ancestros, el balanceo de los brazos es una parte integral de la economía de energía del caminar humano".

Y todavía existen algunos "científicos" que atribuyen la creación al caos. Cada descubrimiento nos lleva más y más cerca a la conclusión de que la frase dicha por el Creador al terminar cada una de sus creaciones, anotada en el Libro de Génesis, "y vió Dios que era bueno", es más exacta que las elucubraciones de muchos de estos científicos...gratificante, sin duda.


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