Buscando algo diferente para comenzar un blog, esta vez en serio, sin pausas ni retrasos, decidí que "palabra escrita" era un buen título, pero al verlo ya escrito me pareció un tanto insulso.
Como sea, lo puse al iniciar el registro y resultó, como debía de ser, que el nombre ya estaba tomado. No me sorprendió, el título que había escogido es tan obvio que hasta a un niño se le hubiera ocurrido, qué digo, es tan obvio que lo puedes sacar del inconsciente colectivo sin sudar nada.
Como me parece que lo más obvio es lo mas sencillo, me decidí a buscar la traducción del título en algún idioma que no fuera el Español. Menuda sorpresa: la mayoría de las traducciones de "palabra escrita" a idiomas tradicionales (Inglés, Francés, Alemán, etc), una de dos, o ya estaba tomada o bien parecía un ladrido de perro al pronunciarla en Español.
La solución era cambiar el título, buscar otro nombre para el blog, pero como soy un maníaco contumaz, mi determinación de ponerle el título que ya había escogido se volvió una idee fixe de la cual ya no podía deshacerme aunque quisiera.
Dando vueltas por la celda acolchada de mi mente, exploré los resquicios del Japonés, el Chino tradicional, el Coreano y una que otra lengua muerta, hasta que me dí cuenta que aunque pudiera traducir "palabra escrita" a cualquiera de esos idiomas nadie iba a poder leerlo, porque se escriben en garabatos incomprensibles para nosotros, aunque sean visualmente exóticos y me recuerden a las arañitas.
Ya en plena furia me decidí a quedarme con el título pasara lo que pasara. Nadie iba a separarme de esas dos palabras que ya empezaban a adquirir una cierta atracción insospechada y mágica. Si el blog no se llamaba así estaba destinado al fracaso...
Consciente de que la cuestión estaba rebasando ya los límites de lo razonable decidí utilizar un recurso poco socorrido, el de occidentalizar la traducción para que los garabatitos se leyeran como se pronuncian. Los resultados fueron sorprendentes, la búsqueda una epopeya que casi me hizo olvidar mi propósito y al final encontré lo que buscaba por medio de un amigo iraní que vive en Dinamarca: utilizaría el farsi para ponerle nombre a mi blog.
Gracias a este dilecto amigo pude encontrar la traducción exacta que mi desvarío necesitaba: Neveshtanhaye (se pronuncia neveschtanjaye), que significa exactamente lo que quería hacer en este blog: Palabra Escrita.
Bienvenidos al mundo de mis desvaríos y a los de otros que colaborarán en este intento.